La segunda parte de la novela contiene uno de los capítulos claves, el noveno, sobre todo su primera secuencia. En ella se narra la homilía que pronuncia Adriano VII durante la misa de inauguración de su pontificado. Frente a una plaza de san Pedro atestada de fieles, y ante las cámaras de televisión que difunden su imagen y palabra a todo el mundo, el Santo Padre propone una serie de normas para adecuar la Iglesia, según él, al espíritu del evangelio.
Las recuerdo brevemente: aceptación del divorcio católico; sexualidad libre en parejas adultas si no se hace daño, físico o moral, a segundas o terceras personas; supresión del celibato; igualdad total del hombre y la mujer en los quehaceres de la Iglesia; democratización total del catolicismo; despenalización de los métodos anticonceptivos y venta de los bienes de la Iglesia para promoción social del Tercer Mundo.
Las citadas propuestas, argumentadas y matizadas cuidadosamente por el Sumo Pontífice, han recibido el beneplácito de casi todos los lectores con los que he tenido contacto. Algunos han realizados ciertas objeciones de carácter práctico, pero todos han estado de acuerdo con el espíritu que las anima, aún reconociendo que muchas, hoy por hoy, son una utopía
Dentro de esta casi total unanimidad, han existido varios entusiastas. Uno de ellos me proponía fotocopiar las citadas propuestas y clavarlas en las puertas de las iglesias, al igual que hiciera Lutero clavando sus "95 Tesis" en la puerta de la iglesia del palacio de Wittenberg, en 1517. Otros me han propuesto que publicara una separata con el texto de la citada homilía, ya que sería la mejor publicidad del libro. Y por último, hay quien me ha sugerido que el capitulo de marras es el embrión perfecto de una libro completo.
Yo pienso también que la secuencia de arranque del capitulo noveno es uno de los momentos claves, al igual que la visita del todavía cardenal Mendoza al apartamento de Claudia Patricia. Sin embargo, hay otra secuencia, en concreto la nª 3 del capítulo undécimo, que para mí es sumamente importante. En dicha secuencia, el Papa da las claves de las polémicas propuestas de la homilía, y además con argumentos muy convincentes debido a que parten de experiencias personales vividas en carne viva. Me estoy refiriendo al momento en que los cardenales Perosi, Fontana y el arzobispo Leone intentan que el Santo Padre se vuelva atrás en su intento de revolucionar la Iglesia.
Recuerdo que tanto la homilía como el monólogo de Adriano VII a los citados eclesiásticos los reescribí tres veces, y los corregí en cuatro o cinco ocasiones.
No quería dejar ningún cabo suelto. El lector podría estar de acuerdo o no con mi argumentación, pero yo tenía que justificar todas y cada una de las revolucionarias propuestas papales.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario